27 Enero 2016


“Yo os he Amado, dice el Señor; y dijisteis; ¿En que nos amaste?”
Malaquías 1:2



"Yo os he Amado". Este sorprendente mensaje de Dios a su pueblo rebelde no ha cambiado. La cristiandad puede escucharlo todos los días. La Cruz de Cristo, presente por todas partes en nuestros pueblos, campos, cementerios; esta cruz que marco toda nuestra civilización occidental, ¿no es acaso un testimonio de tal amor? Desgraciadamente la declaración de Dios no tiene más eco en nuestro mundo actual que en Israel antiguamente, cuando el pueblo dio a Dios esta insolente repuesta "¿En que nos amaste?".


¿Cómo hacer semejante pregunta en estos días cuando Dios mismo declara que "de tal manera amo Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna" (Juan 3:16)? Este amor de Dios toma toda su magnitud cuando nos damos cuenta de que para salvarnos dio lo más precioso que tenía, su unigénito y Amado Hijo, y lo entregó a la muerte infame de la cruz.

Por supuesto, la multiplicación de catástrofes naturales, terremotos, inundaciones, erupciones, etc. siempre se pregunta ¿Dónde está el amor de Dios, quien permite tales catástrofes? Mediante esas calamidades hay un mensaje urgente que nos hace comprender la brevedad y fragilidad de la vida humana. Dios quiere alcanzar las conciencias y dirige la mirada hacia la gran salvación que ofrece al hombre pecador, Salvación que es la máxima prueba de su amor.

Dios del cielo y de la tierra gracias te damos por este nuevo día, perdona nuestros pecados y enséñanos a amarte como tú lo quieres, que hoy nos inquietes por leer las sagradas Escrituras porque allí está la vida.



CRISTOJESÚS  TE AMA.  J. L. C.B

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