26 Agosto 2015


“Camina en su integridad el justo; sus hijos son dichosos después de él”
Proverbios 20: 7




La ansiedad por nuestra familia es natural, pero seríamos sabios si la convirtiéramos en preocupación por nuestro propio carácter. Si caminamos delante del Señor en integridad, haremos más para bendecir a nuestros descendientes, que si les heredáramos grandes propiedades.

La vida santa de un padre es un rico legado para sus hijos. El hombre recto deja a sus herederos su ejemplo, y esto en sí mismo es una mina de verdadera riqueza. ¡Cuántos hombres pueden atribuir su éxito en la vida al ejemplo de sus padres! Él también les deja su renombre.

Los hombres tienen un mejor concepto de nosotros como hijos de un hombre que era confiable, o los sucesores de un comerciante de excelente reputación. ¡Oh, que todos los jóvenes estuviesen deseosos de salvaguardar el nombre de la familia!
Sobre todo, deja a sus hijos sus oraciones y la bendición de un Dios que oye  las oraciones, y estas oraciones hacen que nuestros retoños sean favorecidos entre los hijos de los hombres. Dios los salvará aun después que hayamos muerto. ¡Oh, que fueran salvados de inmediato!

Nuestra integridad puede ser el instrumento de Dios para salvar a nuestros hijos y a nuestras hijas. Si ven la verdad de nuestra religión demostrada por nuestras vidas, podría ser que creyeran en Jesús por sí mismos.

¡Señor, cumple esta palabra para mi familia!


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