22 Agosto 2015
“Jehová abre los ojos a los ciegos; Jehová
levanta a los caídos”
Salmos 146:
8
¿Estoy caído? Entonces
he de invocar esta palabra de gracia delante del Señor.
Es Su manera de
proceder, Su costumbre, Su promesa y Su deleite, levantar a los que están
caídos. ¿Es un sentido de pecado y la consiguiente depresión de espíritu lo que
ahora me turba? Entonces, en este caso, la obra de Jesús está hecha y provista
para levantarme y llevarme al descanso.
¡Oh, Señor, levántame
por tu misericordia! ¿Se trata acaso de una pérdida sensible o de un grave
deterioro en cuanto a mis circunstancias? En esto, nuevamente, el Consolador ha
asumido el consuelo. ¡Qué gran misericordia es para nosotros que una persona de
la Sagrada Trinidad se convierta en el Consolador! Esta obra será llevada a
cabo, pues un Ser tan glorioso la ha convertido en algo de Su particular
interés.
Algunos están tan
caídos, que únicamente Jesús puede liberarlos de su debilidad; pero Él puede
hacerlo y lo hará. Él puede restaurarnos la salud, y devolvernos la esperanza y
la felicidad. Él lo ha hecho con frecuencia en tribulaciones anteriores, y es
el mismo Salvador, y repetirá Sus hazañas de misericordia.
Los que estamos hoy
caídos y afligidos, seremos puestos en altura, y los que ahora se burlan de nosotros
serán grandemente avergonzados. ¡Qué honor es ser levantado por el Señor! Vale
la pena sufrir una caída para experimentar el poder enaltecedor del Señor.
Comentarios
Publicar un comentario