21 Agosto 2015
“A Jehová presta el que da al pobre, y el
bien que ha hecho, se lo volverá a pagar”
Proverbios
19: 17
Hemos de dar a los pobres
movidos por la misericordia. No para ser vistos ni aplaudidos y mucho menos
para ganar influencia sobre ellos; más bien hemos de proporcionarles ayuda
movidos por pura simpatía y compasión.
No debemos esperar
recibir todo de regreso de los pobres, y ni siquiera gratitud; sino que hemos
de considerar lo que hemos hecho como un préstamo al Señor.
Él asume la obligación,
y, si lo vemos a Él en este asunto, no debemos mirar a la otra parte
involucrada. ¡Qué honor nos concede el Señor cuando condesciende a pedirnos
prestado! El comerciante que tiene registrado al Señor en sus libros de
contabilidad, es grandemente favorecido. Sería una lástima tener registrado tal
nombre por una magra porción; convirtámosla en una cuantiosa suma. Ayudemos a
la siguiente persona necesitada que nos encontremos en el camino.
En cuanto al reembolso
del préstamo, difícilmente podríamos pensar en ello, y, sin embargo, aquí
tenemos la nota firmada por la mano del Señor. Bendito sea Su nombre, porque Su
promesa de pago es mejor que el oro y la plata. ¿Nos estamos quedando cortos
debido a la depresión de los tiempos? Nos podemos aventurar a presentar
humildemente este pagaré en el Banco de la Fe. ¿Ha actuado alguno de nuestros
lectores como un tacaño para con los pobres? Pobre alma. Que el Señor lo
perdone.
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