3 Julio 2015




“Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que
Caen de la mesa de sus amos”
Mateo 15:27







Esta mujer obtuvo consuelo en su tristeza al tener grandes pensamientos sobre Cristo. El Maestro había hablado sobre el pan de los hijos. “Ahora -argumentó ella-; ya que tú eres el Maestro de la mesa de misericordia, sé que eres generoso gobernando tu casa y con toda seguridad hay abundancia de pan en tu mesa; habrá tanta abundancia para los hijos, que habrá migajas para arrojar al piso para los perros, y los hijos no comerán de lo peor, porque los perros se alimentan”. 


Ella pensó que Él tendía tan buena mesa que todo lo que ella necesitaba sería en comparación solo migajas, pero recuerda que lo que quería era que se expulsara al diablo de su hija. Era una cosa muy importante para ella, pero tenía una apreciación tan alta de Cristo qué lo que dijo fue: “esto no es nada para Él, no es sino una migaja para Cristo”. Este es el camino real al consuelo. Solamente tener grandes pensamientos sobre tu pecado te llevará a la desesperación, pero tener grandes pensamientos sobre Cristo te conducirá al refugio de paz. “Mis rebeliones se multiplican pero para Jesús no es nada echarlas fuera. El peso de mi culpa me presiona como el pie de un gigante que aplasta un gusano, pero no es más que un poco de polvo para Él, porque ya ha llevado la maldición en su propio cuerpo en el madero. Será una cosa pequeña para Él darme el perdón completo, aunque para mí será una bendición infinita recibirlo”. 


La mujer abrió completamente la boca de su alma esperando recibir grandes cosas de Jesús, y Él la llenó con su amor. Querido lector, haz lo mismo. Ella confeso lo que Cristo había recibido, pero aferrándose, le formuló argumentos, incluso con duras palabras, pues creía grandes cosas de Él y por eso venció. Ella obtuvo la victoria al creer en Él. Su caso es su ejemplo de la fe que prevalece, y si hemos de vencer como ella, debemos imitar sus tácticas.

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