16 Julio 2015
“Yo te formé, siervo mío eres tú; Israel, no
me olvides”
Isaías
44:21
Nuestro Jehová no puede
olvidar a Sus siervos como para dejar de amarlos. Él los eligió, no por un
tiempo, sino para siempre. Él sabía lo que serían cuando los llamó para que
formaran parte de la familia divina.
Él deshace sus pecados
como una nube; y podemos estar seguros de que no los echará de Sus puertas por
las iniquidades que ya ha borrado. Sería una blasfemia imaginar tal cosa.
Él no los olvidará como
para dejar de pensar en ellos. Un momento de olvido de parte de nuestro Dios,
sería nuestra ruina. Por tanto, Él dice: “No me olvidaré de ti” Los hombres nos
olvidan: aquellos a quienes hemos beneficiado se vuelven en contra nuestra: no
contamos con un lugar permanente en el veleidoso corazón de los hombres; pero
Dios nunca olvida a ninguno de Sus verdaderos siervos.
Él se liga a nosotros,
no por lo que hagamos por Él, sino por lo que Él ha hecho por nosotros. Hemos
sido amados durante demasiado tiempo, y fuimos comprados a un precio demasiado
grande, para ser olvidados ahora. Jesús ve en nosotros el fruto de la aflicción
de Su alma, y no puede olvidar eso.
El Padre ve en nosotros
a la esposa de Su Hijo, y el Espíritu ve en nosotros a Su propia obra eficaz.
El Señor piensa en nosotros. En este día seremos socorridos y sustentados.
¡Oh, que nunca nos
olvidemos del Señor!
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