28 Julio 2015

“E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardares en este viaje que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir”

Génesis 28:20

Cuando hacemos votos, por  lo general estamos pasando por circunstancias que  se salen  de  nuestras manos o estamos en situaciones donde nos toca  pedir ayuda.

Le sucedió a Jacob cuando no tenía a el apoyo de su encubridora madre ni el  respaldo de su noble y generoso padre y mucho menos la compañía de su  hermano Esaú q para este tiempo ya lo había convertido en su enemigo,  por haber robado su primogenitura y la bendición, por esta causa huyó como   fugitivo de su casa y llegó a la tierra de dónde provenía su madre a cierto   lugar y como se le hizo de noche durmió allí y tuvo un sueño donde el Dios todo poderoso se le revela diciendo: “Yo soy el Dios de tu abuelo Abraham de tu padre Isaac y la tierra en que estas te la daré a ti y a tu descendencia y en ti serán benditas todas las familias de la tierra”.

Podemos entender que en lugar donde le busquemos allí lo hallaremos, y que donde abundo el pecado sobreabunda la gracia de Dios. Dios aborrecía el pecado de Jacob, pero amaba a Jacob y tenía un maravilloso y notable plan con Jacob al igual q lo tiene contigo y con migo.  Cuando no contamos con la ayuda del hombre el brazo de Jehová nos sostiene y perdona nuestras faltas, acciones carnales que están fuera de la gracia divina  y borra nuestro pasado y nos llama, pero para que al igual que Jacob hagamos votos serios, compromisos de fidelidad, una entrega total, aunque no estemos rodeados de padre, madre ni de hermanos.

Un encuentro con Dios nos da madurez. Un encuentro con Dios nos compromete, nos  hace cercanos a su presencia y será fácil darle a Dios como en el caso de Jacob la vida y el diezmo de todo. Este día necesitamos un verdadero encuentro con Dios.

P. Elizabeth Gallo