9 Junio 2015
“Por tanto, di: Así ha dicho Jehová el Señor:
Aunque les he arrojado lejos entre las naciones, y les he esparcido por
las tierras, con todo eso les seré por un pequeño santuario en las tierras adonde
lleguen”
Ezequiel
11: 16.
Proscritos de los
medios públicos de la gracia, no nos quedamos desprovistos de la gracia de los
medios. El Señor que coloca a Su pueblo donde se sienten como exilados, estará
con ellos, y será para ellos todo lo que podrían haber tenido en casa, en el
lugar de sus solemnes asambleas.
¡Aprópiense de esto, oh
ustedes que son llamados a andar errantes!
Dios es para Su pueblo
un lugar de refugio. Ellos encuentran santuario en Él frente a todos los
adversarios. Él es también su lugar de adoración. Él está con ellos como estuvo
con Jacob cuando durmió al aire libre, y levantándose, dijo:
“Ciertamente Jehová
está en este lugar.”
Para ellos Dios será
también un santuario de tranquilidad, como el lugar santísimo, que era la silenciosa
morada del Eterno. Ellos estarán tranquilos frente al temor del mal. El propio
Dios, en Cristo Jesús, es el santuario de misericordia. El arca del pacto es el
Señor Jesús, y la vara de Aarón, la urna del maná y las tablas de la ley están
todas en Cristo nuestro santuario. En Dios encontramos el santuario de santidad
y de comunión.
¿Qué más necesitamos?
¡Oh, Señor, cumple esta promesa, y sé siempre para nosotros como un pequeño
santuario!
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