13 Junio 2015




“Honra a tu padre y a tu madre,
Que es el primer mandamiento con promesa”
Efesios 6:2




A veces hay cosas que sabemos muy bien, pero que no procuramos ponerlas en práctica. Todos sabemos que el pecado desagrada a Dios, pero aun así nos dejamos llevar por él. Todos sabemos que la única forma de entrar al cielo es viviendo una vida santa y agradable a Dios pues el viene por una Iglesia sin mancha y sin arruga. Así mismo desde pequeños se nos ha enseñado que tenemos que honrar a nuestro padre y a nuestra madre para que los días acá en la tierra se nos alarguen.


No podemos negar que cuando estábamos pequeños nuestro padre era nuestro héroe, todos en alguna ocasión presumimos de nuestro padre con nuestros amiguitos, cuando fuimos creciendo la imagen de héroe se fue distorsionando y lo convertimos en una padre que regañaba y no nos dejaba hacer lo que queríamos, luego esa imagen cambio a un padre que no sabía mucho y que era anticuado y cuando el padre muere reconocemos que realmente era el mejor padre sobre la faz de la tierra.


No hay escuela para padres, todos han cometido o cometerán errores, pero te aseguro que ellos tratan la manera de hacer lo mejor que pueden para darnos todo lo que queramos.

Es por esa razón que debemos honrarlo, no menospreciarlo por sus cortos conocimientos, sino recordar que él fue parte importante para nuestro crecimiento, educación y para ser lo que somos hoy. Cada día de nuestra existencia deberíamos reconocer lo importante que ha sido nuestro padre, pues Dios lo utilizo a él para ser un instrumento para concebirte, gracias a que Dios lo uso ahora tú tienes vida.

Honremos a nuestros padres mientras estén en vida, acércate a él y dile lo importante que es para ti, lo mucho que lo amas y lo grandioso que ha sido para contigo. Agradezcámosle a Dios por el padre que nos dio, pues él era el indicado para ser tu padre.

Detrás de un buen hijo, siempre hay grandísimos padres los cuales Dios ha utilizado para que tú seas tú.

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