3 Junio 2015
“A Zabulón dijo: alégrate, Zabulón cuando
salieres”
Deuteronomio 33: 18.
Las bendiciones de las
tribus son nuestras; pues nosotros somos el verdadero Israel que adora a Dios
en espíritu y no tiene confianza en la carne. Zabulón ha de regocijarse porque
Jehová lo bendecirá “cuando saliere”; vemos también para nosotros, una promesa
latente en esta bendición. Cuando salgamos buscaremos ocasiones de gozo.
Cuando salimos en un
viaje, la providencia de Dios es nuestra escolta. Cuando salimos para emigrar,
el Señor está con nosotros, tanto en tierra como en el mar.
Cuando salimos como
misioneros, Jesús nos dice: “He aquí yo estoy con vosotros todos los días,
hasta el fin del mundo.” Salimos cada día a nuestro trabajo, y podemos hacerlo
con alegría, pues Dios estará con nosotros desde la mañana hasta la noche.
Un miedo se introduce
en nosotros cuando estamos comenzando algo, pues no sabemos qué podríamos
encontrar; pero esta bendición puede servirnos muy bien como una palabra de
buen aliento. Cuando empaquemos para mudarnos, pongamos este versículo en el
baúl de viaje; coloquémoslo en nuestros corazones, y guardémoslo allí; sí,
pongámoslo en nuestra lengua para que nos haga cantar.
Levemos el ancla con un
cántico, y subámonos al carruaje con un salmo. Hemos de pertenecer a la tribu
que se alegra, y en cada uno de nuestros momentos, hemos de alabar al Señor con
corazones alegres.
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