26 Junio 2015
“Pero fiel es el Señor, que os afirmará y
guardará del mal”
2
Tesalonicenses 3: 3
Los hombres a menudo
están tan desprovistos de razón como de fe. Todavía hay entre nosotros “hombres
perversos y malos”. No sirve de nada argumentar con ellos o procurar tener paz
con ellos: tienen un corazón falso y su conversación es engañosa.
Bien, ¿qué haremos? ¿Acaso
nos preocuparemos por ellos? No; volvámonos al Señor, pues Él es fiel. Ninguna
promesa de Su palabra será incumplida jamás.
Él no es irrazonable en
Sus exigencias para con nosotros, ni es infiel a nuestros argumentos
relacionados con Él. Tenemos un Dios fiel. Esto ha de ser nuestro gozo.
Él nos confirmará de
tal manera que los hombres perversos no ocasionarán nuestra caída, y Él nos
guardará de tal manera que ninguno de los males que ahora nos asedian, nos hará
realmente ningún daño. Qué bendición es para nosotros que no tengamos que
contender con los hombres, y más bien que se nos permita abrigarnos en el Señor
Jesús, que se identifica verdaderamente con nosotros.
Hay un corazón sincero,
una mente fiel, un Amor inmutable; descansemos allí. El Señor cumplirá el
propósito de Su gracia para con nosotros, Sus siervos, y no debemos permitir
que ni una sombra de duda caiga sobre nuestros espíritus.
Todo lo que los hombres
o los demonios puedan hacer, no puede impedir que gocemos de la protección y la
provisión divinas.
Oremos en este día
pidiéndole al Señor que nos afirme y nos guarde
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