4 Junio 2015
“Como el Padre me ha amado, así también
Yo os he amado”
Juan 15:9
Así como el Padre ama
al Hijo, Jesús ama a su Pueblo. ¿Cuál es el método divino? Dios amó a Jesús
desde el principio, y así ama Jesús a sus miembros. “Con amor eterno te he amado” (Jeremías 31:3).
Puedes rastrear el
comienzo del afecto humano, puedes fácilmente encontrar el comienzo de tu amor
por Cristo, pero su amor por nosotros es como un rio cuya fuente está escondida
en la eternidad.
Dios el Padre ama a
Jesús sin variación. Cristiano, toma esto como un consuelo: no hay cambio en el
amor de Cristo hacia aquellos que descansan en Él. Ayer estabas en el monte
Tabor y dijiste: “Él me ama”. Hoy estas en el valle de la humillación, pero Él
todavía te ama de la misma manera. En el monte Mizar entre las alturas del
Hermón escuchaste su voz, habló de forma tan dulce con el arrullo del amor de
las palomas, y ahora sobre el mar, incluso en el mar, cuando todas sus ondas y
sus olas se han precipitado sobre ti, su corazón es fiel a su antigua elección.
El Padre ama al Hijo
por los siglos de los siglos, y así ama el Hijo a su pueblo. Santo, tú no debes
tener temor de que se rompa el hilo de plata, pues su amor por ti no cesará
jamás. Quédate tranquilo que aun al descender al sepulcro Cristo irá contigo y,
al levantarte de allí, Él será tu guía a los montes celestiales.
Más aun, el Padre ama
al Hijo sin medida, y el mismo amor inmensurable es el que el Hijo concede a
sus elegidos. El corazón de Cristo por completo está dedicado a su pueblo. “Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por
nosotros” (Efesios 5:2). “y de
conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento” (Efesios 3:19).
Sin duda tenemos un
salvador inmutable, un salvador precioso, uno que ama sin medida, sin
variación, sin principio y sin final, ¡así como el Padre lo ama! Hay mucho
alimento acá para aquellos que saben cómo digerirlo.
Que el Espíritu Santo
nos conduzca a su grosura.
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