19 Junio 2015
“El Hijo del Hombre”
Juan 3:13
Cuan continuamente
nuestro maestro utilizaba el título “el
Hijo del Hombre”. Si lo hubiese elegido así, podría haber hablado de sí
mismo como el Hijo de Dios, “Admirable,
Concejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz” (Isaías 9:6), pero
¡contempla la humildad de Jesús! Prefiere llamarse a sí mismo “Hijo del Hombre”. Aprendamos una lección
de humildad de nuestro Salvador y nunca pretendamos grandes títulos ni altos
rangos.
Existe en esto sin
embargo un pensamiento mucho más dulce: Jesús amaba tanto la humanidad que se
deleitó en honrarla, y ya que es un gran honor, y de hecho, la mayor honra de
la humanidad, que Jesús sea el “Hijo del
Hombre”, está habituado a exponer este nombre, como si fueran estrellas
reales que cuelgan sobre el pectoral de la humanidad y manifiestan el amor de
Dios para con la descendencia de Abraham. “Hijo
del Hombre”; cada vez que decía esas palabras derramaba un halo alrededor
de la cabeza de los hijos de Adán.
Sin embargo, quizás
todavía exista un pensamiento más precioso. Jesús se llamó a sí mismo “Hijo del Hombre” para expresar su
humanidad y su compasión para con su pueblo. Así nos recuerda que Él es Aquel a
quien podemos acercarnos sin temor. Por cuanto es hombre podemos llevarle todas
nuestras aflicciones y nuestros problemas, pues los conoce por experiencia, ya
que Él mismo las sufrió como “Hijo del
Hombre” y, por lo tanto, tiene la capacidad para ayudarnos y para
consolarnos. ¡Salud, bendito Jesús! En la medida en que Tú utilices siempre el
dulce nombre que reconoce que eres un hermano y un pariente cercano, esté será
para nosotros un estimado símbolo de tu gracia, tu humildad y tu amor.
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