1 Junio 2015
“Y sabrá toda esta congregación que Jehová
no salva con espada y con
Lanza; porque de Jehová es la batalla, y él
os entregará en nuestras manos.”
1 Samuel
17: 47
Este punto nos ha de
quedar muy claro: que la batalla es del Señor, y podemos estar muy seguros de
la victoria, y de una victoria tal, que manifieste mejor el poder de Dios.
El Señor es olvidado
por todos los hombres en demasía, sí, incluso por las asambleas de Israel; y
cuando haya una oportunidad de hacer ver a los hombres que la Grandiosa Primera
Causa puede alcanzar Sus propósitos sin el poder del hombre, es una ocasión
inapreciable que debe ser bien empleada.
Incluso Israel confía
demasiado en la espada y la lanza. Es algo grandioso que no haya una espada en
la mano de David, y, sin embargo, que David sepa que su Dios vencerá a
ejércitos enteros de pueblos enemigos.
Si en verdad estamos
contendiendo por la verdad y la justicia, no nos demoremos hasta que tengamos
talento, o riqueza, o cualquier otra forma de poder visible a nuestra disposición;
pero con tales piedras como las que encontramos en el arroyo, y con nuestra
usual honda, corramos a enfrentar al enemigo.
Si fuese nuestra propia
batalla podríamos desconfiar; pero si nos estamos levantando por Jesús, y
haciendo la guerra en Su fortaleza únicamente, ¿quién podría estorbarnos? Sin
ninguna traza de duda, enfrentemos a los filisteos; pues el Señor de los
Ejércitos está con nosotros, ¿y quién podría estar contra nosotros?
Comentarios
Publicar un comentario