22 Mayo 2015



“¿De quién eres tú…?”
1 Samuel 30:13


No puede existir neutralismo en la religión. Estamos alistados bajo la bandera del Príncipe Emanuel, para servir y luchar sus batallas, o somos vasallos del príncipe de la oscuridad, Satanás.  “¿De quién eres tú…?”

Lector, permíteme ayudarte en tu respuesta. ¿Has nacido de nuevo? Si lo has hecho, le perteneces a Cristo, pero sin el nuevo nacimiento, no puedes ser suyo. ¿En quién confías? Pues aquellos que creen en Jesús son hijos de Dios. ¿Las obras de quién realizas? Asegúrate de servir a tu Maestro, pues aquel a quien sirvas es tu señor. ¿Con quién mantienes compañía? Si perteneces a Jesús, fraternizaras con aquellos que visten el ropaje de la cruz. “Pájaros de un mismo plumaje vuelan juntos” ¿Sobre qué conversas? ¿De temas celestiales o terrenales? ¿Qué has aprendido de tu Maestro?, pues los siervos aprenden mucho de sus maestros de los cuales son aprendices. Si has pasado tiempo con Jesús se dirá de ti lo mismo que se dijo de Pedro y de Juan: “se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús” (Hechos 4:13).

Insistimos con la siguiente pregunta “¿De quién eres tú…?”. Responde sinceramente antes de cerrar los ojos esta noche. Si no perteneces a Cristo estas en un duro servicio. ¡Escapa de tu cruel maestro! Entra al servicio del Señor de amor y disfrutarás una vida de bendición. Si perteneces a Jesús, permíteme que te aconseje cuatro cosas. Perteneces a Jesús: obedécelo, que su palabra sea tu ley, que su deseo sea tu voluntad. Perteneces al Amado, entonces ámalo, permite que tu corazón lo abrace, que toda tu alma se llene de Él. Perteneces al Hijo de Dios, entonces confía en Él, no te apoyes en nadie más. Le perteneces al Rey de reyes, entonces decídete por Él. De esa manera, sin tener tu frente marcada, todos sabrán a quién le perteneces.




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