19 Mayo 2015
“Yo honraré a los que me honran”
1 Samuel 2:
30
¿Hago de la honra de
Dios el gran objetivo de mi vida y la regla de mi conducta? Si es así, Él me
honrará. Puede ser que por un tiempo no reciba ninguna honra del hombre, pero
Dios mismo pondrá honor en mí de la manera más eficaz.
Estar dispuesto a ser avergonzado
por motivos de conciencia se encontrará al final que es el camino más seguro
para la honra. Elí no había honrado al Señor al no gobernar bien su casa, y sus
hijos no habían honrado al Señor con un comportamiento digno de su sagrado
oficio, y, por tanto, el Señor no los honró a ellos, sino que retiró el
sacerdocio de su familia, e hizo que el joven Samuel fuera el gobernante de la
tierra en lugar de cualquier persona del linaje de ellos.
Si quiero ver a mi
familia ennoblecida, he de honrar al Señor en todas las cosas. Dios podría
permitir que el malvado alcance honras mundanas; pero la dignidad que Él mismo
otorga, incluso la gloria, el honor, y la inmortalidad, es reservada para
aquellos que mediante santa obediencia procuran honrarlo a
Él.
¿Qué puedo hacer en
este día para honrar al Señor? Voy a promover Su gloria a través de un
testimonio verbal, y por medio de mi obediencia práctica. También voy a
honrarlo con mis bienes, y ofreciéndole un servicio especial. He de sentarme y
pensar cómo puedo honrarlo, puesto que Él me honrará.
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