2 Mayo 2015

“Porque todo aquel que quiera salvar su vida, la perderá;
Y todo aquel que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará”
Lucas 9:24


El amor así mismo y la intención egoísta, son elementos que integran al hombre común y carnal, al que desconoce o simplemente no creé, que puede acceder a algo tan grande y glorioso como lo es la salvación, éste, que a su vez lucha por conducir su vida a donde considera que es mejor, y se guía por la vista de sus ojos confiando en su propia sabiduría y prudencia, para él, el concepto de salvación a su vida es: alcanzar logros materiales y económicos, trofeos corruptibles y bienes perecederos, pero al final de ese proceso se encontrara lamentablemente con la perdición de su alma, tal como lo enseña Jesús.

Ahora bien, aquel que pierde a su vida, en el sentido que, desecha sus planes y sus proyectos para el mismo y desechándolos toma los de Dios, éste salvará su vida. Jesús dice: “si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese así mismo, tome su cruz cada día y sígame” (Lucas 9:23), en esto consiste salvar tu vida, abandonarla por completo, hasta el punto de negarse a sí mismo, vivir como cristo y decir con plena confianza: ¡ya no vivo yo, más vive cristo en mí!

Perder tu vida por la causa de Cristo, no es fácil, de hecho Cristo lo compara con una cruz, la cual debe ser llevada todos los día, pero también es cierto que la recompensa, la cual es la salvación es rica, jugosa, comparada con el sacrificio de cargar dicha cruz, será tan insuficiente para lo que en realidad vale la salvación, porque el verdadero valor ya lo pago Jesús señor nuestro.

Amados hermanos (a), es tiempo de entregar a Dios todos los aspectos que conforman nuestra vida, para que su luz brille en nosotros y seamos luminares en el mundo.                                         


Emanuel Guerrero

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