31 Mayo 2015




“Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón”
Lucas 2:7


María tuvo que haber sido una mujer integra y de corazón sincero, sino de otro modo Dios no se habría fijado en ella para ser el instrumento a utilizar para traer a Jesús al mundo.

De la vida de Jesús de su niñez y su juventud no se menciona mucho en la Biblia, pero te aseguro que María jugo un papel importante para que Jesús creciera en un ambiente en donde el propósito de Dios para su vida fuera claro.

Sí, también el Maestro necesitó de una madre que lo amamantara, que lo cuidara, que le enseñara a comer, caminar, bañarse, y todas las funciones básicas de una madre, y seguramente era un enorme privilegio para ella ver como el Hijo de Dios iba creciendo cada día.

Jesús tuvo que haber amado a su madre quizá más de lo que nosotros mismos amamos a la nuestra, para Jesús ha de haber sido duro el hecho de ver como su madre estaba presenciando su muerte, pero Jesús amando de gran manera a su madre se acordó de ella aun en la cruz “Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre” (Juan 19: 26, 27), era tal el amor de Jesús por su madre que aun en su lecho de muerte cuido de ella.

Muchas veces nos olvidamos de nuestra madre y de lo amorosa que ella fue en nuestros primeros años de vida, de cómo nos enseñó, de cómo tuvo paciencia con nosotros.

Dios sabia de la importancia de una madre, por esa razón hizo que su Hijo Jesús experimentara el amor de una.
Una vez más no te olvides de honrar a padre y madre en este día.


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