30 Mayo 2015
“Yo, la luz, he venido al mundo, para que
todo aquel que cree en mí no
Permanezca en tinieblas”
Juan 12: 46
Este mundo es oscuro
como la medianoche; Jesús ha venido para que por fe, tengamos luz y no
permanezcamos por más tiempo en la tenebrosidad que cubre a todo el resto de la
humanidad.
Todo aquel es un
término muy amplio: quiere decir ustedes y yo. Si confiamos en Jesús, no
permaneceremos más en la oscura sombra de la muerte, sino que entraremos en la
cálida luz de un día que no terminará nunca. ¿Por qué no salimos a la luz de
inmediato?
Una nube se puede
cernir algunas veces sobre nosotros, pero no permaneceremos en la oscuridad si
creemos en Jesús. Él ha venido para proporcionarnos abundante luz del día.
¿Vendrá en vano? Si
tenemos fe, contamos con el privilegio de la luz del sol: debemos gozarlo.
Jesús ha venido para liberarnos de la noche de la depravación natural, de la
ignorancia, de la duda, de la desesperación, del pecado y del terror; y todos
los creyentes sabrán que Él no viene en vano, como tampoco lo hace el sol que
sale y esparce indefectiblemente su calor y su luz.
Arroja con una sacudida
tu depresión, amado hermano. No permanezcas en las tinieblas, sino habita en la
luz. En Jesús está tu esperanza, tu gozo, tu cielo.
Míralo a Él, y
únicamente a Él, y te gozarás como los pájaros se deleitan con la salida del
sol, y como los ángeles se gozan delante del trono.
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