26 Mayo 2015




“Atenderé a mis caminos”
Salmos 39:1


Peregrino, no digas en tu corazón: “Iré de aquí para allá y no pecaré”, pues nunca estás tan libre del pecado como para hacer alarde de seguridad. El camino es muy fangoso, será muy difícil elegir la senda como para no manchar tu ropa. Este es un mundo escarpado; deberás mirar con frecuencia, para que al caminarlo mantengas tus manos limpias. Hay un ladrón a la vuelta de cada esquina del camino para robarte las joyas, hay tentación en cada misericordia, hay un lazo en cada gozo, y si alguna vez llegas al cielo, será un milagro de gracia divina por completo atribuido al poder de tu Padre. Estate en guardia.

Cuando un hombre lleva un explosivo en su mano debe asegurarse de no ir cerca de una vela; también tú tienes que cuidarte de no caer en tentación. Aun tus acciones comunes son herramientas cortantes; debes tener cuidado de como las usas. 

No hay nada en este mundo para fomentar la piedad de un cristiano, sino para destruirla. Cuán ansioso deberías estar por buscar a Dios ¡para que Él te guarde! Tu oración debería ser: “Sostenme y seré salvo” (Salmo 119:117). Habiendo orado, también deber vigilar, guardando cada pensamiento, palabra o acción, con santo celo. No te expongas innecesariamente, pero si haz de hacerlo, si se te emplaza a ir donde los dardos vuelan, nunca te aventures a ir sin tu escudo, pues si una vez el diablo te encuentra sin él, se regocijará porque su hora de triunfo ha llegado y pronto te hará caer herido con sus flechas. “practica el dominio propio y mantente alerta, el peligro puede estar en la hora que todo parece seguro para ti” por lo tanto vigila tu conducta y vela en oración.

Ningún hombre cayó jamás en el error estando tan atento. Que el Espíritu Santo te guíe en todos tus caminos, así estos siempre agradan a Dios.



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