14 Julio 2016
“El que además está a la diestra de Dios,
el que también intercede por nosotros”
Romanos
8:34
Una vez fue despreciado y rechazado
por los hombres, y ahora ocupa la posición honorable de amado y honorable Hijo.
La mano derecha de Dios es el lugar de majestad y favor. Nuestro Señor es el
representante de su Pueblo. Cuando murió por ellos, tuvieron descanso. Él
resucitó por ellos y entonces tuvieron libertad. Cuando se sentó a la derecha
del Padre, tuvieron favor, honor y dignidad. La resurrección y la exaltación de
Cristo son la exaltación, aceptación y consagración, la glorificación de todo
su Pueblo, pues Jesús es su cabeza y su representante. Sentarse a la derecha de
Dios, entonces debe considerarse como la aceptación de la persona del Fiador,
el recibimiento del representante y, por consiguiente, la aceptación de
nuestras almas.
Oh, santo, ve en esto tu segura
libertad de la condenación. “¿Quién es el
que condenará?” (Romanos 8:34) ¿Quién condenará a los hombres que están en
Jesús a la derecha de Dios?
La mano derecha es el lugar de poder.
Cristo a la diestra de Dios tuvo todo el poder en el cielo y en la tierra.
¿Quién peleará contra ese pueblo que tiene tal poder conferido en su Capitán?
Oh, alma mía, ¿Qué puede destruirte si el Omnipotente es tu ayudador? Si estás
bajo la protección del Todopoderoso, ¿Qué espada puede herirte? Descansa
tranquilo. Si Jesús es tu Rey y ha aplastado a tus enemigos bajo las plantas de
sus pies, si ha conquistado al pecado, la muerte y el infierno, y tú eres
representado en Él, no hay posibilidad de que seas destruido.
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